La sufriente pasión del Cristo y del hombre en la tierra
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Diario
El Mercurio, Dom. 11/04/2004
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Sebastián
Burr Cerda
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La Pasión Del Cristo, me llevó a reflexionar respecto las
posibles conexiones entre la experiencia cristiana y la vida real. La
tarea no fue difícil, pues la espiritualidad es de una universalidad
tal, que puede ofrecer a la cultura; soluciones para la crisis de la verdad,
una libertad no como absoluto sino como medio de elección entre
los diversos bienes, mecanismos para el auto conocimiento y comprensión
del prójimo y variadas formas de unidad social. No obstante las
distorsiones modernas respecto al bien común y que afectan de lleno
a los espiritual y materialmente más pobres.
El hijo de Dios hecho hombre, vino a reencauzarnos en vistas de la doble,
múltiple y "tormentosa" naturaleza que cohabita en nosotros,
pero que es condición de nuestra libertad. Comprender la relación
físico/espiritual en el hombre, implica aceptar que lo espiritual
e infinito está sobre lo material y finito. Y que la razón
predomine sobre la voluntad, de manera de evitar que el deseo quede sometido
a lo puramente sensible y a la imaginación. La espiritualidad más
allá de cuestiones teológicas, es esencial para alcanzar
la verdad, la libertad y por lo tanto la justicia y la paz en el convivir
social. De ahí la máxima de Jesús; "Conoceréis
la verdad y la verdad os hará libres". Alcanzar la verdad
demanda hacer propia la conocida cita “conócete a ti mismo”.
Pues la especie humana posee múltiples dimensiones contra-puestas
(bien-mal, individuo-sociedad, verdad-relativismo etc.) que deben ser
equilibradas.
En la pasión del Cristo, queda plasmada ésta dualidad humana;
la traición, culpa, arrepentimiento y autodestrucción de
Judas. La lealtad de Juan. El dolor y amor intenso de María. La
ignorancia colectiva y su responsabilidad en la muerte de Jesús.
La cobardía de Pilatos, que no obstante su convicción respecto
de la inocencia y misticismo de Jesús, antepone sus intereses políticos
crucificándolo. Más aún cuando Jesús le había
dicho; “Mi reino no es de éste mundo. Si mi reino fuese
de éste mundo, yo tendría servidores que combatirían
por mí... pero mi reino no es de éste mundo”...
“He nacido y he venido a éste mundo para dar testimonio
de la verdad. El que es de la verdad escucha mi voz” Pero Pilatos
pregunta; ¿Qué es la verdad? Lo mismo hace con Claudia,
cuando le confiesa que no sabe precisar la verdad, y le pide que le explique
como ésta se determina. Su mujer le responde “Todo aquel
que no vive la verdad, no está en condiciones de identificarla”.
Vivir la verdad, en una suerte de armonía entre el entendimiento,
el orden natural, la esencia de las cosas, la fe natural y sobre natural,
es muy distinto a vivirla conforme al “principio” del utilitarismo.
“Principio” instituido por el modernismo que no se rige por
el bien común, sino por el interés partidista y particular.
Y cuyas pautas prácticas de “justicia” no están
señaladas por el bien en sí, sino por los intereses del
poder. Éste utilitarismo está fuertemente arraigado en el
modelo sociopolítico actual. Y muchos de los elementos que lo conforman,
impiden la expansión moral de los ciudadanos y otros claramente
fomentan su distorsión. Derivando en desfiguraciones culturales
tales como; antagonismo entre capital y trabajo, una educación
que no desarrolla el entendimiento de los alumnos y frustra a los profesores,
un economicismo y liberalismo que destruye la familia etc. Todo lo que
imposibilita alcanzar la felicidad, no obstante que todo lo que el hombre
hace es siempre en búsqueda de ella.
Lo “cultural”, derivado de lo sociopolítico, ha desfigurado
el esfuerzo y “sacrificio” personal. No entiende el origen
y el fin del dolor espiritual. Elude los elementos trascendentes de los
cuales emana la creatividad humana. Ha transformado la verdad en manipulación
y engaño. Ha cambiado libertad por “seguridad” y ha
transformado la justicia y la paz, en arbitrariedad, angustia sicológica
y desconfianza social.
Es necesario que nuestra educación se abra a la libertad de enseñanza
y abolir la sociedad salarial. De manera que los estudiantes y asalariados
asuman un rol activo y en primera persona. Pues el futuro demanda protagonismo
teórico y práctico.
La imagen de Jesús caído y flagelado llevando la cruz, nos
dice metafóricamente que el “reino” de la comprensión,
del entender, de la verdad y de la felicidad es “sufrido”
pero triunfante. Y es el camino por donde se conoce al Padre y todo lo
creado a modo de enseñanzas analógicas para la vida diaria.
El Cristo vino a la tierra a proponernos otra mirada y enseñarnos
a manejar esas variables entrelazadamente, y así aspirar a la felicidad
terrena y eterna. Y parte haciéndose cargo de todos los pecados
del mundo, con el fin de alivianar nuestros padecimientos y comenzar una
nueva vida.
©
2001 Sebastían Burr Cerda Se autoriza su reproducción
citando la fuente y el autor.
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