La Ética y la Ley
Probidad pública

Portal temas & noticias Sábado 2/07/2005
Sebastián Burr Cerda

La discusión sobre ética y ley que estamos presenciando, es clave para el manejo y cuidado de los dineros públicos. Esto porque la ética es la ciencia de la conducta humana y la ley tiene más bien una función orientadora. Más aún; los elegidos en cargos públicos son escogidos, porque dan muestra de cierta superioridad moral respecto de sus oponentes y no por ser mejores interpretes de la ley. De manera que aqui no cabe aplicar la teoría del empate y menos con respecto a hechos muy distintos como son los delitos políticos en materia de derechos humanos. Es más, habiendo leyes de prescripción y de amnistía fueron igualmente sancionados y a los ofensores no se les aplicaron dichas leyes. Esto porque se entendió que la vida está sobre la ley. No obstante que el gobierno de la época hizo ver, que el objetivo de fondo en el año 1973, había sido la urgente pacificación del país, la eliminación de la insurrección y del terrorismo y el restablecimiento del estado de derecho.
Veamos otros ejemplos que pueden ilustrar un poco más; un señor tiene una discusión con su mujer, y la polémica concluye con un marido muy ofuscado y que termina cortándole el cuello a su señora. Herida que sana y la mujer se recupera. Días después, el mismo marido, ve que su mujer se traga casualmente una pelota de golf, quedándole atascada en la traquea. Toma el mismo cuchillo y le vuelve a cortar el cuello, le extrae la pelota pero la mujer muere.
La ley dice que ninguna persona tiene el derecho a cortar el cuello a nadie, y que en caso que algo así suceda, el ofensor tiene que ir a la cárcel. ¿Que se hace? Bueno el juez desde una perspectiva legal, tendría todo el derecho a encarcelar al marido en ambos casos. Pero desde una perspectiva ética, en el primer caso, tendría que ponerlo en prisión porque hubo intento de homicidio con alevosía. En el segundo, tendría que dejarlo libre no obstante hubo un homicidio, pues el marido tuvo la intención de salvar la vida de su mujer y no degollarla. Como vemos, es la intención en torno al bien moral lo que hace la diferencia y no la acción técnica en sí misma.
Tiempo atrás el gerente general de Enap, se autodespidió y autoindemnizó con 3 sueldos por cada año de servicio prestado a la empresa. La ley establece que toda persona en caso de ser despedida tiene derecho a ser indemnizada con un mínimo de un sueldo por cada año de servicio. Y quien decide el despido y el monto de la indemnización es el gerente. ¿En el caso Enap, hubo incumplimiento de la ley? No, no lo hubo, pues el ejecutivo cumplió con el mínimo y además procedió legalmente con el despido. Esto porque la ley habla de un mínimo y no de un máximo, y de despido, sin hacer hincapié en el autodespido de los gerentes. Pero si hubo falta a la ética, porque el gerente perfectamente pudo haberse autoindemnizado con 77 veces 7 sueldos o más por cada año de servicio prestado a la empresa, y técnicamente la ley seguiría amparándolo. Pero como la ley además de técnica tiene un espíritu y precedentes, lo obrado éticamente no estuvo bien, menos cuando bajo responsabilidad directa, se manejan dineros públicos por cuenta de terceros y bajo discrecionalidad, como era el caso del gerente de Enap.
En ese entonces, el mismo presidente Lagos tercio en el debate, y pidió a dicho ejecutivo que devolviese el dinero o no podía seguir trabajando en la administración pública, no obstante que no estaba contraviniendo la ley de indemnizaciones ni del despido.
¿Que conclusiones sacamos de todo esto? A) todas las acciones humanas tienen siempre un contexto moral no obstante la cuantía y circunstancias del asunto. B) desde una perspectiva moral, es la ética la que está sobre la ley y no la ley sobre la ética. Y esto porque la ley bajo el derecho positivo no establece intenciones en función del bien, simplemente señala técnicamente que algo puede o no puede ser realizado. De manera que nadie puede refugiarse en el texto de la ley sin mirar la perspectiva ética, y mucho menos el presidente de la República, quién justamente representa la moral del estado y la ética pública.



 

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