Religión Civil

Sebastián Burr Cerda

Hay una tendencia secularista fuera y dentro de la Iglesia Chilena, que se niega a fortalecer la fe dentro del contexto de unidad cristiana y universalismo que proclama la Iglesia de Roma. Estas corrientes que responden más a la Ilustración y a su enunciado "credo mínimo, consenso máximo" y a la voluntad general de Rousseau, apuntan a relativizar las convicciones cristianas sustanciales, pues las califican como elementos de confrontación. Su pretensión apunta a excluir todo disenso a costa del rechazo de los principios de la fe, de una moral objetiva y de la vida familiar bajo su sentido original. En otras palabras, su pretensión es dotar a la Iglesia de cierto carácter populista aun a costa de vaciarla de su doctrina.
Esta tendencia, que ya está adquiriendo un serio carácter ideológico, obtuvo un gran apoyo en nuestro país cuando se aprobó la ley de divorcio vincular, esto, con el claro respaldo de parlamentarios católicos, el apoyo de sacerdotes que dicen estar en comunión con el magisterio eclesial y con el sustento de una revista que dice ser de Iglesia.
El propio Gobierno, en sus famosas Conferencias Presidenciales, ha invitado a apologistas del nihilismo (v. gr. G. Vattimo), que incluso sostiene que hay que eliminar el vocablo verdad, pues su "confrontacionalidad" ayuda a la pugna social y no a descubrir los caminos éticos de la convivencia social como sostiene el humanismo Cristiano. Así se está escribiendo en nuestro país la historia de la secularización de la espiritualidad y de lo verdaderamente religioso.
También hemos visto, como uno de los diarios con mayor prestigio en el ámbito periodístico nacional, se cierra al pluralismo de ideas y refuerza esa tendencia, se insulta y descalifica a la santa Sede y a Benedicto XVI, por su resistencia al uso de preservativos, de pastillas abortistas, a la proclamación del divorcio, a la eutanasia, al matrimonio sacerdotal etc.
Recordemos que tanto Rousseau como Maquiavelo, sostenían que dado que el hombre no podía vivir sin religión, había que generar una religión sin Dios, una moral sin Dios, lo sagrado sin Dios etc, Es decir generar una "religión civil" de tipo esotérica o mágica para hacer un uso político-temporal de la misma.
Pero pasa que esa religión sin Dios, pierde toda coherencia, imposibilita la relación personal con el Creador y anula el rasgo creativo e individual del hombre. Todo este esquema, guarda directa relación con el colectivismo que planteó Rousseau en el siglo XVIII, cuando levantó la tesis de la voluntad general, en que la persona pasa a ser parte del colectivo social, perdiendo su libertad individual y además, todo derecho a recuperarla. Hay que hacer presente que la Voluntad general de Rousseau es la base de la democracia representativa en oposición a la democracia participativa y que es la democracia original que permite desarrollar integralmente a la persona y a la sociedad.
Son los hombres en acto puro o naturalista de humanidad, dice Rousseau, quienes a través de sus representantes llegan a encontrar las mejores soluciones para todos los asuntos humanos y que tienen que ver con el orden social. Esto bajo una "religión civil" sin misterios, acotada a los especifico y sin sesgos espirituales superiores. Se busca así, a través de este híbrido utilitarista, resolver las relaciones entre la política y la religión y reforzar la autoridad de las leyes civiles por antinaturales que sean, a costa de una falsa religiosidad.
La República popular China en esto ha ido a la vanguardia, toda vez que ha creado la Iglesia Católica nacional China, que sin obedecer la jerarquía Vaticana nombra sus propios obispos.
Ratzinger a propósito de esta intentona secularizadora dice en su libro la Sal de la Tierra: "Ahora aumenta el riesgo de dictaduras de opinión pública, de formas de pensar que pueden discriminar al que no estuviera conforme con ellas, y podría haber mucha gente buena, que no se atreviera a declararse no-conforme. De haber una nueva dictadura anticristiana en el futuro, sería sin duda alguna, mucho más sutil que lo que hemos conocido hasta ahora. En apariencia, seguramente admitiría la religión, pero sin que la religión pudiera intervenir ni en la forma de conducta ni en el modo de pensar"
Los cristianos tenemos que estar conscientes que estamos siendo sitiados por el agnosticismo y que cuenta con el apoyo político de cierto liberalismo y socialismo, que profesan un humanismo materialista que es usado utilitariamente con afanes político hegemónicos.