Hay una tendencia secularista fuera y dentro de la Iglesia Chilena, que
se niega a fortalecer la fe dentro del contexto de unidad cristiana y
universalismo que proclama la Iglesia de Roma. Estas corrientes que responden
más a la Ilustración y a su enunciado "credo mínimo,
consenso máximo" y a la voluntad general de Rousseau, apuntan
a relativizar las convicciones cristianas sustanciales, pues las califican
como elementos de confrontación. Su pretensión apunta a
excluir todo disenso a costa del rechazo de los principios de la fe, de
una moral objetiva y de la vida familiar bajo su sentido original. En
otras palabras, su pretensión es dotar a la Iglesia de cierto carácter
populista aun a costa de vaciarla de su doctrina.
Esta tendencia, que ya está adquiriendo un serio carácter
ideológico, obtuvo un gran apoyo en nuestro país cuando
se aprobó la ley de divorcio vincular, esto, con el claro respaldo
de parlamentarios católicos, el apoyo de sacerdotes que dicen estar
en comunión con el magisterio eclesial y con el sustento de una
revista que dice ser de Iglesia.
El propio Gobierno, en sus famosas Conferencias Presidenciales, ha invitado
a apologistas del nihilismo (v. gr. G. Vattimo), que incluso sostiene
que hay que eliminar el vocablo verdad, pues su "confrontacionalidad"
ayuda a la pugna social y no a descubrir los caminos éticos de
la convivencia social como sostiene el humanismo Cristiano. Así
se está escribiendo en nuestro país la historia de la secularización
de la espiritualidad y de lo verdaderamente religioso.
También hemos visto, como uno de los diarios con mayor prestigio
en el ámbito periodístico nacional, se cierra al pluralismo
de ideas y refuerza esa tendencia, se insulta y descalifica a la santa
Sede y a Benedicto XVI, por su resistencia al uso de preservativos, de
pastillas abortistas, a la proclamación del divorcio, a la eutanasia,
al matrimonio sacerdotal etc.
Recordemos que tanto Rousseau como Maquiavelo, sostenían que dado
que el hombre no podía vivir sin religión, había
que generar una religión sin Dios, una moral sin Dios, lo sagrado
sin Dios etc, Es decir generar una "religión civil" de
tipo esotérica o mágica para hacer un uso político-temporal
de la misma.
Pero pasa que esa religión sin Dios, pierde toda coherencia, imposibilita
la relación personal con el Creador y anula el rasgo creativo e
individual del hombre. Todo este esquema, guarda directa relación
con el colectivismo que planteó Rousseau en el siglo XVIII, cuando
levantó la tesis de la voluntad general, en que la persona pasa
a ser parte del colectivo social, perdiendo su libertad individual y además,
todo derecho a recuperarla. Hay que hacer presente que la Voluntad general
de Rousseau es la base de la democracia representativa en oposición
a la democracia participativa y que es la democracia original que permite
desarrollar integralmente a la persona y a la sociedad.
Son los hombres en acto puro o naturalista de humanidad, dice Rousseau,
quienes a través de sus representantes llegan a encontrar las mejores
soluciones para todos los asuntos humanos y que tienen que ver con el
orden social. Esto bajo una "religión civil" sin misterios,
acotada a los especifico y sin sesgos espirituales superiores. Se busca
así, a través de este híbrido utilitarista, resolver
las relaciones entre la política y la religión y reforzar
la autoridad de las leyes civiles por antinaturales que sean, a costa
de una falsa religiosidad.
La República popular China en esto ha ido a la vanguardia, toda
vez que ha creado la Iglesia Católica nacional China, que sin obedecer
la jerarquía Vaticana nombra sus propios obispos.
Ratzinger a propósito de esta intentona secularizadora dice en
su libro la Sal de la Tierra: "Ahora aumenta el riesgo de dictaduras
de opinión pública, de formas de pensar que pueden discriminar
al que no estuviera conforme con ellas, y podría haber mucha gente
buena, que no se atreviera a declararse no-conforme. De haber una nueva
dictadura anticristiana en el futuro, sería sin duda alguna, mucho
más sutil que lo que hemos conocido hasta ahora. En apariencia,
seguramente admitiría la religión, pero sin que la religión
pudiera intervenir ni en la forma de conducta ni en el modo de pensar"
Los cristianos tenemos que estar conscientes que estamos siendo sitiados
por el agnosticismo y que cuenta con el apoyo político de cierto
liberalismo y socialismo, que profesan un humanismo materialista que es
usado utilitariamente con afanes político hegemónicos.
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