¿Expertos en materialismo analfabetos en humanismo?

Diario El Mercurio, Dom. 23/05/2004
Sebastián Burr Cerda

Al revisar las realizaciones de la Concertación I, II y III, es paradojal constatar cómo sus dirigentes han sido capaces de aplicar exitosas políticas macroeconómicas pero "extrañamente" equivocadas en lo humano y en lo social.

Ahí están el respeto a la autonomía del Banco Central, el control del gasto y la inflación, los tratados comerciales, la reforma procesal penal, las concesiones viales, carcelarias y sanitarias. Por último, una "atracción nada de fatal" con los grupos económicos que aportan el 80% del PIB y de los tributos, pero sólo el 7% del empleo. En una mezcla de inconsciente y consciente utilitarismo, orientado a conservar el poder y no al desarrollo humano ni al bien común, todo lo que impulsa el perfeccionamiento moral, como la familia y el desarrollo intelectivo y operativo de las mayorías, está siendo desmantelado sistemáticamente.

Nuestra educación no se rige por ninguna teoría del conocimiento, y así engendra vacío en vez de carácter, incoherencia en vez de desarrollo intelectivo. Esto explica que sólo el 1% del estudiantado alcance nivel internacional, que sólo el 10% de los profesores tenga total competencia profesional y que el 80% de los chilenos de 15 a 65 años no entienda lo que lee.

En el trabajo - escenario preponderante de desarrollo profesional y de la inteligencia práctica- sucede algo equivalente, porque no es más que un inseguro medio de subsistencia económica. Y el hecho de que nuestro sistema laboral no se inspire en ciencia práctica alguna, lo despersonaliza y frustra a los trabajadores. De ahí que el 64% de ellos sean analfabetos funcionales. La inflexibilidad del sistema ha generado una alarmante precarización del empleo, y mantiene cesantes al 28% de los jóvenes. Eso explica que muchos se procuren ingresos vía delincuencia y evadan la frustración incursionando en la droga. Sólo en el último año, esos delitos crecieron un 20%.

Los medianos y pequeños empresarios - que generan el 15% de los tributos y el 75% del empleo- arrastran una gigantesca deuda previsional, y vía indemnizaciones por años de servicio han acumulado enormes pasivos que los tienen instalados en la inamovilidad laboral y en una consecuente baja productividad. Esto sin considerar la contradicción de aceptar el "dumping" salarial chino, cuyo valor de mano de obra es 10 veces inferior al nuestro - impuesto por ley- , y cubre ya el 38% de nuestro consumo. Es inmoral seguir triangulando subsidios al trabajo a costa de las Pymes industriales y en beneficio político de la Concertación. El oficialismo ganó las dos últimas elecciones presidenciales gracias a populistas reformas laborales, a sabiendas de lo que iba a ocurrir. La consecuencia ha sido una cesantía tres veces superior a la de 12 años atrás y un crecimiento menor a la mitad del de entonces. Sin embargo, como poco de esto afecta a los grandes empresarios, dada la insignificante relación capital/trabajo que existe en sus empresas, nada hacen por sus congéneres de las Pymes. La Concertación hizo un giro muy inteligente respecto del pasado: no ha expropiado ese tipo de empresas; ha expropiado su rentabilidad.

Por último, pese a los múltiples aumentos tributarios, tenemos el derrumbe del ícono de la igualdad vía redistribución del ingreso, que descendió un 10% en el último decenio y que hoy la sitúa entre las 15 peores del mundo. Así, constituir familias estables ha pasado a ser privilegio de pocos. De hecho, las uniones conyugales han caído un 50% en la última década, y 52% de las "familias" son monoparentales. ¿Es que nuestros gobernantes desconocen las cosas humanas y las ciencias sociales, o es que enfrentamos un astuto intento de dominio político?

Leyendo a Maquiavelo y Gramsci, se descarta la primera hipótesis. Maquiavelo justifica cualquier medio para conservar el poder, y Gramsci, en la misma línea, pero más elaborada, dice: "la conducta humana se rige por valores. Si estos se cambian por antivalores, la conducta humana cambiará en consecuencia. Así, lo primero para conquistar una sociedad civil, es extrayendo su capacidad de discernimiento demarcada por la trama valórica existente. Una vez conquistada esa posición de pasividad intelectiva de las mayorías se adquiere una posición de liderazgo y la toma del control del Estado".

Y agrega: "Hay que vaciar la conciencia religiosa de sus elementos propios para que sea íntegramente asumida por la conciencia política. La religión será el punto de apoyo de la lucha de clases. Una vez penetrada, los sacerdotes ya no hablarán de fe, de dogmas, de liturgia, de cultos sino de solidaridad humana, esperanza intramundana, de denuncia de la injusticia y de liberación de la opresión. O sea el Reino de Dios en la tierra".

Pero, hay más: "El ámbito de la revolución cultural será la fábrica (trabajo), la institución escolar (educación), la prensa, la calle. Ello quiere decir que lo que está en juego no es simple teoría educativa sino lucha política misma. En efecto, el objetivo de una educación popular no es la educación en sí misma. El objetivo es la lucha de clases contra la burguesía, venciéndola luego de controlar a la sociedad civil".

Por último, dice Gramsci: "En esta nueva cultura, el objetivo principal es la juventud, pues ellos serán los actores políticos, sociales, eclesiásticos y militares del futuro. Si se les hace creer que está destinada a la vida fácil o al placer se anulara su capacidad de esfuerzo y sacrificio y se hará olvidar la historia, tradiciones y costumbres nacionales. Con ello se logrará una carencia de reciedumbre interior para liberarse del sistema, y la destrucción paulatina de la familia como núcleo básico de la sociedad y de la nación". Pregunto: ¿Será casual la farandulización de la vida nacional, la sexualidad barata, la drogadicción y la delincuencia?.

Es decir, mediante transformaciones valórico-culturales que preserven la estructura macro-económica sin hostilizar demasiado a los grandes empresarios, se consiguen "sin dolor" los cambios que permiten dominar políticamente una sociedad. Lo primero es imponerse como "líderes" de cambios "culturales trascendentales". Y, acto seguido, "readecuar" las instituciones clave - educación y trabajo- , donde se forman y funcionan las mayorías, para inducir en ellas un "remodelamiento perceptivo" de la realidad, mediante una permanencia pasiva y despersonalizada en esas dos instituciones. Entonces se logra su desconexión y prescindencia de los temas sociopolíticos, una consecuente incapacidad de discernir y una no racionalizada frustración humana y social. Y entrelazando pasividad, desconexión, ignorancia, precariedad económica y deseo, se canalizan esos desengaños contra los sectores valórica, familiar y económicamente bien constituidos. De esta manera, la Concertación arma y administra "el conflicto" en beneficio propio. Y toda vez que algún aspecto social hace crisis lo cataloga como "problema país, responsabilidad de todos", exige más tributos, coarta más las instituciones, promueve la abolición de más valores humanos, etc. Paso a paso, nos están conduciendo a un hermético tutelaje agnosticista, técnico y amoral, donde los únicos protagonistas serán nuestros "conductores" políticos y un puñado de intocables grandes empresarios con respaldo internacional o blindaje político. Dentro de este contexto se entiende mejor la ley de divorcio, el fomento del homosexualismo y del aborto, la debacle educacional y moral, los crecientes tributos, las "ene" reformas laborales, el "fracaso" de la flexibilidad laboral, la inanición de las Pymes y de los emprendedores, etc.

Los grandes empresarios deben comprender que el "punto de quiebre" sociopolítico yace en la dimensión moral. Moral es todo aquello que permite mejorar la vida, y afecta la conducta entera, en cuanto pauta de valoración y/o diferenciación de las cosas. A partir de ahí se conocen los principios valóricos y operativos que deben regir al hombre, el trabajo, la economía, la sociedad, etc. Su inexistencia da paso a la pobreza "en todo su esplendor": intelectiva, funcional y económica. Y el maquiavélico juego jamás será descubierto.


 

© 2001 Sebastían Burr Cerda Se autoriza su reproducción citando la fuente y el autor.