Centro derecha; ¿Alternativa política o inconsciente
comparsa?
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Sebastián
Burr Cerda
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La centro derecha en el actual sistema político representativo
sufre un problema existencial para acceder al gobierno. En el siglo pasado
llegó al poder en Chile por defecto, casi nunca por afecto, no
obstante que su proyecto pueda ser superior al de la izquierda. Prueba
de ello, es que el socialismo se apoderó de ideas de la derecha
a partir del derrumbe del muro de Berlín, y ésta ha sido
incapaz de construir una agenda alternativa con la cual disputarle el
poder político. Su problema no es técnico, sino de moral
política, guarda relación con la ética social y la
participación comunitaria y conlleva cierto grado de resentimiento
de sus adversarios. Y ese déficit, que es utilizado en su contra,
la derecha no lo comprende, o no le interesa entenderlo, porque inconscientemente
se siente satisfecha con que se preserve el derecho de propiedad, la macroeconomía
y la vigencia de sus capitales. El gobernar le parece secundario.
¿Pero, por qué las mayorías rechazan casi ciegamente
todo lo que proviene de la centro derecha?
Se sabe que toda verdad teórica, solo se confirma como verdadera.
mediante la experiencia práctica. Con la moral ocurre algo similar,
siendo el medio de madurez humana por excelencia, ésta también
se perfecciona mediante las acciones prácticas efectivas. Y eso
afecta la conducta en cuanto pauta de valoración y/o diferenciación
de las cosas. Es decir, la acción moral construye la toma real
de conciencia de la realidad. A través de ella se conocen los principios
valóricos que rigen a la persona. La ética en cambio, si
bien apunta también a la felicidad, está más ligada
a la acción en el contexto social.
Ahora bien; como los hombres viven en comunidad, el perfeccionamiento
moral de los ciudadanos es fundamental para lograr una convivencia ética
y alcanzar cierto grado de unidad operativa en aquellas instituciones
políticas cuyo papel es lograr el progreso de la persona y el equilibrio
de la sociedad: familia, educación, trabajo, justicia y gobierno.
Logro que puede alcanzarse, siempre y cuando su vivencia sea experimentada
dentro de un contexto de verdad y ejercicio de la libertad por todos en
igual. Es decir, en un contexto de primera persona y no de tercera persona.
Y de tres perspectivas básicas. El sujeto, el objeto y el medio
escogido.
Aristóteles dice: “Es necesario siempre recordar que somos
al mismo tiempo el arquero, la flecha y el blanco.” Esa cita indica
que el perfeccionamiento moral, solo se da en tanto el sujeto sea al mismo
tiempo objeto moral de sus propias acciones. Es decir; decide qué
va a hacer, cómo lo va a hacer y sabiendo que el resultado de su
acción traerá consecuencias morales sobre su persona. Esta
explicación sirve también para aclarar lo que se denomina
la acción en primera persona y de tercera persona. Estar implicado
en las tres instancias mencionadas y con consecuencias directas para uno
mismo, (empresarios o trabajadores libres) es distinto a lo que le ocurre
moralmente a una persona que recibe instrucciones de un tercero en cuanto
a qué hacer y cómo hacerlo y cuyos resultados además
no lo afectan mayormente, (asalariados). Esa forma de experimentación
marca la esencia de las distorsiones morales y sociales en nuestro convivir
sociopolítico. Porque los menos, efectivamente cumplen con esa
trilogía, y los más, o son arquero o son la flecha, pero
no el blanco, y mucho menos las tres cosas juntas. Y eso explica el 80%
de analfabetos funcionales existentes en nuestro país, base de
las desigualdades y origen de la distorsión del sistema político
y de la convivencia social.
La apreciación negativa en lo moral que tienen los adherentes de
la izquierda, en su mayoría, sobre los que componen la centro derecha
es real en esos aspectos de fondo y genera en ellos un fuerte e inconsciente
resentimiento. Pero, a su vez, los hace equivocarse en percibir la causa
del problema y a errar o a contradecirse a la hora de buscar las soluciones
políticas verdaderas. Porque tanto el desarrollo moral, como un
beneficio económico variable, siempre van asociados a decisiones
libres y a riesgos que los adherentes de la izquierda no entienden por
qué deben asumir.
Es real esta apreciación negativa de la izquierda, porque la centro
derecha ha sido incapaz de transmitir o compartir con los sectores mayoritarios
su calidad de vida. Sobre todo la praxis de vida laboral que la hace posible;
es decir, una vivencia protagónica, activa y en primera persona
a través de su vida de emprendedores, abierto a resultados aleatorios
de su trabajo en la empresa. De lo que deviene un desarrollo moral más
eficiente que aquellos instalados en la pasividad de la sociedad salarial
y que suelen pertenecer a la izquierda. Sin desconocer las deformaciones
que emanan de un sistema escasamente solidario ---individualismo, economicismo,
prepotencia etc.-.
Y también es equivocada, porque la praxis pasiva y en tercera persona
que desarrollan los sectores asalariados adherentes a la izquierda, les
impide comprender la realidad de la economía, de los sistemas operativos
del trabajo libre, ciertos códigos sociales y la operatoria de
las instituciones sociopolíticas en general. Y por cierto la lógica
que mueve a los adherentes de la derecha.
De esas distintas praxis de vida, deviene dos formas de entender la realidad
y les hace proponer soluciones sociopolíticas distintas y antagónicas.
Se ha visto en el tratamiento de temas como el empleo, la delincuencia,
la tributación y la corrupción.
En síntesis, el reclamo político de los sectores postergados
y mayoritarios, no es por lo que les pasa, sino por lo que no les pasa
en su plano espiritual y socioeconómico. Y todo ello se traduce
en actitudes revanchistas que se revela en un voto duro, disfrazado de
un igualitarismo económico imposible de llevar a la práctica.
La felicidad individual y política es factible en tanto la construya
uno mismo, para sí mismo y mediante las acciones diarias y en convivencia
social equivalente, dentro de un contexto de desarrollo moral y ético
permanente. Y todo ello análogo en las instituciones cuya misión
es desarrollar a la persona e integrar social y políticamente a
los ciudadanos; Familia = trama valórica y principios universales.
Educación = desarrollo del entendimiento teórico y conocimientos
básico. Trabajo = desarrollo de la inteligencia práctica
y desarrollo económico. Justicia = símbolos de orden e igualdad
social. Gobierno = ética política y bien común.
©
2001 Sebastían Burr Cerda Se autoriza su reproducción
citando la fuente y el autor.
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