¿Borrachera Progresista?

Sebastián Burr Cerda

Los socialistas españoles bajo la inspiración del investigador Peter Singer, harán una insólita petición al Congreso y que cuenta con el respaldo del gobierno español; reconocer "derechos humanos" de los simios e incluirlos dentro de la categoría de persona humana. Cuesta entender que hagan una cosa así por los simios, cuando ni siquiera lo hacen por los niños por nacer y todos aquellos espiritual y materialmente pobres. Sin duda que cuando lo políticamente correcto y el poder por el poder mandan, el sentido común sigilosamente se bate en retirada.
Justifican dicha legislación en la cercanía genética que tiene el hombre con los monos, sin asumir que dicha cercanía si bien es estrecha, es igualmente cercana con el resto de los seres vivos como las plantas o células. De hecho las diferencias genéticas entre todos los seres vivos es porcentualmente insignificante, y si bien estamos todos hermanados los seres humanos somos trascendentalmente distintos.
No cabe duda que el «deep ecology» es una cierta forma de paganismo, una vuelta a la sociedad precristiana. Recordemos que los germanos y los bárbaros adoraban el bosque y el árbol y que fue Hitler el primero en promulgar legislación ecológica cuando en los años 30 se legislo para proteger la naturaleza y por primera vez en Occidente se considera a los animales como sujetos de derechos. En la tradición occidental grecorromana, cristiana e incluso ilustrada, el animal no es sujeto de derechos sino que el hombre tiene deberes hacia el mundo animal, debe respetarlo y cuidarlo, cosa bien distinta. El hombre que mata o maltrata animales se hace indigno, pero por la naturaleza de su propio acto, no porque los animales tengan derechos. El hombre entonces según la filosofía socialista ya no es un ser superior en la jerarquía de los seres vivos que es lo que afirma la fe cristiana considerando que es el único que posee facultades superiores; intelectivas y volitivas, sino que pasa a ser una especie más entre iguales, lo que de paso arrasa con el concepto dignidad humana.
Dicha petición en realidad no sorprende, porque la estructura dialéctica del socialismo los hace recurrir a este tipo de excesos toda vez que han perdido su identidad. Sus objetivos clásicos ya han sido logrados y han sido capaces de neutralizar al liberalismo practicando el libre mercado sin impugnar el derecho a propiedad.
La ideología socialista, al no poseer una definición antropológica o metafísica de hombre, tampoco alcanza una concepción análoga de libertad, de justicia, de verdad etc, de lo que se deviene que tampoco tengan una concepción muy clara de sociedad. Y es por eso que observamos la actual criogenización de la política y éstas surrealistas propuestas que no hacen otra cosa que contrarrestar esa inamovilidad y que seduce a los políticamente incautos.
Desde otra perspectiva si uno observa la acción política actual constatará que de lo que se trata en el fondo es de una intermediación de una “seudo” conflictiva que emana de un subdesarrollo humano y la falta de poner en práctica los valores fundamentales o trascendentales del hombre y de sociedad. Lo que origina desigualdad, pobreza, degradación moral, quiebre de la institución familia, analfabetos intelectuales y funcionales, delincuencia, etc. Y ahí es donde el socialismo hace su “negocio” político e intenta imponer un laicismo conservador, amoral e inamovible a nivel mundial.

 

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