Los socialistas españoles bajo la inspiración del investigador
Peter Singer, harán una insólita petición al Congreso
y que cuenta con el respaldo del gobierno español; reconocer "derechos
humanos" de los simios e incluirlos dentro de la categoría
de persona humana. Cuesta entender que hagan una cosa así por los
simios, cuando ni siquiera lo hacen por los niños por nacer y todos
aquellos espiritual y materialmente pobres. Sin duda que cuando lo políticamente
correcto y el poder por el poder mandan, el sentido común sigilosamente
se bate en retirada.
Justifican dicha legislación en la cercanía genética
que tiene el hombre con los monos, sin asumir que dicha cercanía
si bien es estrecha, es igualmente cercana con el resto de los seres vivos
como las plantas o células. De hecho las diferencias genéticas
entre todos los seres vivos es porcentualmente insignificante, y si bien
estamos todos hermanados los seres humanos somos trascendentalmente distintos.
No cabe duda que el «deep ecology» es una cierta forma de
paganismo, una vuelta a la sociedad precristiana. Recordemos que los germanos
y los bárbaros adoraban el bosque y el árbol y que fue Hitler
el primero en promulgar legislación ecológica cuando en
los años 30 se legislo para proteger la naturaleza y por primera
vez en Occidente se considera a los animales como sujetos de derechos.
En la tradición occidental grecorromana, cristiana e incluso ilustrada,
el animal no es sujeto de derechos sino que el hombre tiene deberes hacia
el mundo animal, debe respetarlo y cuidarlo, cosa bien distinta. El hombre
que mata o maltrata animales se hace indigno, pero por la naturaleza de
su propio acto, no porque los animales tengan derechos. El hombre entonces
según la filosofía socialista ya no es un ser superior en
la jerarquía de los seres vivos que es lo que afirma la fe cristiana
considerando que es el único que posee facultades superiores; intelectivas
y volitivas, sino que pasa a ser una especie más entre iguales,
lo que de paso arrasa con el concepto dignidad humana.
Dicha petición en realidad no sorprende, porque la estructura dialéctica
del socialismo los hace recurrir a este tipo de excesos toda vez que han
perdido su identidad. Sus objetivos clásicos ya han sido logrados
y han sido capaces de neutralizar al liberalismo practicando el libre
mercado sin impugnar el derecho a propiedad.
La ideología socialista, al no poseer una definición antropológica
o metafísica de hombre, tampoco alcanza una concepción análoga
de libertad, de justicia, de verdad etc, de lo que se deviene que tampoco
tengan una concepción muy clara de sociedad. Y es por eso que observamos
la actual criogenización de la política y éstas surrealistas
propuestas que no hacen otra cosa que contrarrestar esa inamovilidad y
que seduce a los políticamente incautos.
Desde otra perspectiva si uno observa la acción política
actual constatará que de lo que se trata en el fondo es de una
intermediación de una “seudo” conflictiva que emana
de un subdesarrollo humano y la falta de poner en práctica los
valores fundamentales o trascendentales del hombre y de sociedad. Lo que
origina desigualdad, pobreza, degradación moral, quiebre de la
institución familia, analfabetos intelectuales y funcionales, delincuencia,
etc. Y ahí es donde el socialismo hace su “negocio”
político e intenta imponer un laicismo conservador, amoral e inamovible
a nivel mundial.
©
2001 Sebastían Burr Cerda Se autoriza su reproducción
citando la fuente y el autor.
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