La
Rígida Jornada Laboral en Chile |
Actual
normativa, escasa productividad y ciertos prejuicios sociales obligan
a trabajadores a cumplir horarios más que metas. Pese a ello, ya
hay innovaciones que benefician a empresas y empleados.
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Diario
El Mercurio, Lun. 26/06/2000 |
Por
Germán Echeverría |
Poco le importan los horarios de trabajo
al carpintero metálico Ricardo Salas. En la empresa donde se desempeña
lo que interesa es el cumplimiento de objetivos y metas productivas. Si
ellas se concretan antes de los plazos previstos, los ahorros de tiempo
se convierten en una ganancia extraordinaria que los trabajadores pueden
utilizar en mayor descanso o en aquellas actividades de su interés.
Así lo explica este técnico calificado, quien además agrega que la organización
de la faena se funda en negociaciones por proyectos específicos, en que
la empresa ofrece precios de mercado por los productos fabricados y los
trabajadores asociados acuerdan los términos de entrega y distribución
de los ingresos.
"Hay veces en que hemos planificado la instalación de un galpón en quince
días y lo hemos concluido en menos de dos semanas. Muchas veces ese ahorro
lo he usado en compartir con mi familia, y otras, en trabajar y ganar
más".
Sebastián Burr, dueño de esta compañía - Titan Industrias Metalúrgicas
Ltda.- , que se dedica a la elaboración de equipamiento metalúrgico, sostiene
que producto de esta modalidad de trabajo flexible sus empleados se desempeñan
a velocidades significativamente mayores que las del mercado y, como recompensa,
también obtienen rentas tres veces superiores.
Junto con cuestionar la actual rigidez del Código del Trabajo, que, a
su juicio, responde a debates ideológicos previos al Muro de Berlín y
no a cómo producir más y mejor, Burr agrega que para él la jornada laboral
debe ser ante todo una expresión de la libertad de las personas.
"Yo pago por las cosas, y los precios los fija el mercado. Sólo me importa
que se respeten los plazos de entrega y la calidad de los productos. No
hay control ni persecuciones. La gente puede llegar más temprano o más
tarde o irse a la hora que le parezca. Sólo me preocupa que se respeten
los contratos", afirma.
ESCASA LIBERTAD
Tarea nada de fácil la anterior, más cuando la ley laboral limita la autonomía
de empleadores y empleados para definir las condiciones de trabajo.
Como esta norma fija mínimos irrenunciables, se coincide en que cualquier
expresión de flexibilidad debe darse bajos condiciones que supongan superar
esos estándares legales en materia de remuneraciones y descanso garantizado.
El subsecretario del Trabajo, Yerko Ljubetic, admite que la jornada ordinaria
chilena, que no puede exceder de 48 horas semanales ni de 10 diarias,
es una de las cinco más largas del mundo, de acuerdo con estudios de la
Organización Internacional del Trabajo.
Claro que como contrapartida, Ljubetic afirma que esas mismas investigaciones
ubican al país entre los menos productivos del mundo por cada hora laborada.
Cuestión que, en su opinión, se traduce en el desafío de elevar la competitividad
en los mercados internacionales sin prolongar la jornada laboral.
Según las conclusiones de la encuesta laboral 1998, elaborada por la Dirección
del Trabajo sobre la base de una muestra de 1.241 empresas, que comprenden
a más de 150 mil trabajadores, se concluye que no se observan señales
importantes de flexibilización de las jornadas ordinarias en Chile. "Estas
se realizan mayoritariamente a tiempo completo y se concentran en alrededor
de 48 horas semanales, distribuidas en cinco o seis días".
Sin embargo, se precisa que lo anterior es válido para el llamado trabajador
típico, con contrato indefinido y que aspira a mantenerse en el mismo
empleo. Se advierte que aún no se ha estudiado con precisión qué ocurre
con el creciente número de trabajadores precarios, como los de carácter
temporal o regidos por normas ajenas al Código del Trabajo.
APARIENCIA VERSUS RENDIMIENTO
El sicólogo Giorgio Agostini sostiene que, según su experiencia clínica,
ha constatado que la faena laboral efectiva de las personas en el país
se ubica entre las 10 ó 12 horas diarias y excede el máximo legal, porque
es mal visto retirarse puntualmente.
"No hemos llegado a presenciar casos de muerte súbita cerebral por recarga
de trabajo, como en Japón, pero sí cuadros severos de estrés".
En la representación nipona en Santiago, la agregada cultural, Yasuyo
Kajimoto, indica que desde hace varios años el gobierno y las organizaciones
sindicales han animado a los japoneses a trabajar menos horas. Pero allá
los cambios no son tan rápidos y el sector privado gradualmente incorpora
modalidades de mayor flexibilidad laboral.
Explica, además, que la jornada establecida en la ley es de ocho horas
diarias, con un máximo de 40 semanales; pero la mayoría de la gente trabaja
mucho más a través del sistema de horas extraordinarias. "Cuesta modificar
los hábitos de las personas mayores, pero para los jóvenes no es correcto
trabajar en demasía y ellos están prefiriendo compartir con sus familias
o practicar más deporte", afirma Kajimoto.
Para el asesor laboral de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Huberto
Berg, es clave entender que cualquier reducción de la jornada laboral
chilena pasa inexorablemente por elevar los rendimientos de cada hora
trabajada. "Como no somos productivos, existe la tendencia a incorporar
más horas de faena como forma de compensación, lo que resulta muy ineficiente".
Asegura que naciones como Francia están intentando reducir su jornada
de 40 horas semanales a sólo 35, pero el eje de esas negociaciones se
funda en aumento de productividad y también como remedio al desempleo,
pues alguien deberá cubrir la diferencia.
Por lo mismo, postula que antes que discutir disminuciones de la extensión
horaria, se debiera estudiar una mayor flexibilidad, y en lugar de tener
un máximo diario, podría establecerse un máximo mensual. "Eso permitiría
que las partes negociaran las épocas en que se concentra el trabajo y
aquellas en que aumenta el descanso".
PIONEROS EJEMPLOS
Pese a la rigidez de la actual legislación laboral, ya hay síntomas de
cambio. Empresas como IBM han incorporado una modalidad flexible, que
permite a sus trabajadores optar por llegar dos horas antes a su escritorio
y, como contrapartida, retirarse 120 minutos antes.
La gerenta de recursos humanos de la compañía, Carolina Lafrentz, sostiene
que también se da la alternativa contraria para quienes prefieren iniciar
su jornada más tarde.
Otra opción, agrega, es la posibilidad de reducir la jornada de 42,5 horas
semanales al 75% de ese total, con una reducción proporcional de las remuneraciones.
"El balance es excelente, pues ha tenido una muy buena recepción entre
los trabajadores y ellos también han aumentado su motivación".
El subgerente de recursos humanos de empresas Iansa S.A., Eduardo Barrios,
asegura que a comienzos de este año idearon una fórmula de redistribución
de los horarios para lograr retirarse los días viernes a las 16.30 horas.
Explica que en el verano era mucha la gente que deseaba salir más temprano
para viajar a la playa, evitar así los "tacos" y lograr un mejor descanso
durante los fines de semana.
Entonces, en lugar de iniciar la faena diaria a las 8.45 horas se acordó
comenzar a las 8.15 horas, y esos ahorros se imputaron a la jornada del
día viernes. "Lo que hemos hecho es recoger los intereses de los trabajadores,
que son coherentes con los de la empresa. Todo esto se traduce en un mejor
clima laboral".
Por lo pronto, en el Ministerio del Trabajo se indica que este tema irá
en el paquete de reformas laborales que esperan ingresar al debate parlamentario
antes de que finalice la legislatura ordinaria.
Y aunque no se explicitan detalles sobre el particular, el subsecreario
Ljubetic indica que lo primero será dar eficacia a la normativa vigente,
que en esta materia exhibe un alto nivel de infracción.
Se pretende fortalecer los procedimientos de fiscalización y explorar
formas de mayor flexibilidad que las reconocidas hoy por la legislación,
impulsando la generación de acuerdos y sin que ello represente un perjuicio
para la productividad.
©
2001 Sebastían Burr Cerda Se autoriza su reproducción
citando la fuente y el autor.
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