DON RICARDO LAGOS Y LA ISO 9.000
Diario El Mercurio, 06/12/1998
Sebastián Burr Cerda

Como empresario industrial, me llamó la atención una entrevista al señor Ricardo Lagos en el cuerpo D de El Mercurio el 22 de noviembre pasado. Allí el entrevistado aplicó metafóricamente la normativa internacional de calidad industrial, ISO, a la actual democracia chilena, diciendo textualmente: "No podemos vender algo que no pasa la ISO 9.000, que son las normas de calidad internacionales. Eugenio Tironi dijo el otro día que el mundo también tiene una ISO 9.000 en materia de democracia. Y nosotros estamos a años luz de la ISO 9.000 en materia de democracia. Eso es lo que esta crisis dejó al descubierto. Cuánto nos falta".

Si nos vamos a embarcar en exigencias de alta calidad para nuestra democracia, ¿para qué recurrir a la ISO 9.000, que es de unos ocho años atrás? ¿Por qué no aplicar la ISO 14.000, que es la versión actual y que absorbe toda la normativa anterior, pero que además considera los orígenes del proceso - las materias primas- - y las consecuencias totales del producto -directas y esenciales, ambientales y de uso humano, e incluso las colaterales y residuales, normando hasta el envase del producto? Tan completa es la ISO 14.000, que su preocupación central es el hombre.

A mi juicio, un intento así exige revisar todos los factores que han configurado y configuran nuestra democracia, y los que deben ser incluidos en su formulación futura. Es decir, revisarla en los planos ético, práctico y operativos, por sobre las retóricas, los lugares comunes y la guerrilla verbal.

Le propongo entonces, don Ricardo, que nos situemos en esta perspectiva integradora. Pero eso demanda en primer lugar recapitular rigurosamente nuestro pasado político, y proyectarlo con la misma coherencia al porvenir. ¿O es que nuestra historia política partió de cero el 11 de septiembre de 1973? ¿No hubo ningún factor previo que explicara lo que usted llama "el quiebre de la democracia", y que para la gran mayoría de los chilenos que vivieron el 11 de septiembre fue una liberación, y el inicio de un categórico reordenamiento económico, político y social del país? ¿Pueden los socialistas desconocer que Chile estaba económicamente quebrado en 1973? Claro que bajo la perspectiva de la instauración de un gobierno del proletariado, mi análisis es simplista e incorrecto, puesto que para la izquierda marxista el quiebre económico del país era el paso necesario para acceder al poder total. Acepto que la denuncia de Marx, dentro del contexto socioeconómico generado por la Revolución Industrial, fue en gran medida acertada; pero ha quedado suficien-temente comprobado que su solución no es técnica ni humanamente válida, y tampoco viable. El error de Marx es filosófico, y por eso su propuesta no es práctica ni factible. Sí no se entiende así, ustedes aparecen como unos completos incapaces en cuanto al manejo que hicieron del país, y toda la discusión seguirá siendo estéril. Será imposible ponerse de acuerdo si los que intentan conducir nuestro futuro no reconocen la totalidad de los factores, tanto favorables como adversos a la propia posición partidista, que jugaron, juegan y seguirán influyendo en nuestro proceso político. Los factores profundos, que emanan del ser esencial del hombre y de los fundamentos naturales del orden político, y que son los que deben imperar, todavía no han sido puestos en debate; hasta ahora casi todo se ha centrado en la "guerrilla" verbal de las acusaciones recíprocas. Ahora, si el ala obcecada de la izquierda actual insiste en su pretensión de reordenar exclusivamente a su favor las piezas del puzzle histórico, y así esconder su intento fallido, una y otra vez la discusión se centrará sobre fundamentos dispares, y una y otra vez habrá que recordarle su responsabilidad en el proceso de descomposición que todos hemos sufrido y también en sus consecuencias hasta hoy.

Si bien un examen total sobre el respeto histórico a nuestra democracia es imposible aquí, revisemos al menos ciertos hechos cruciales, y además sus efectos humanos, difíciles de explicar, pero que gravitaron enormemente en el trágico desarrollo de los acontecimientos.
Los actuales defensores del gobierno de la UP insisten en cortar la historia política de Chile en dos, haciendo del gobierno de Allende un proyecto auténticamente redentor de los trabajadores, y del gobierno militar una especie de "Alien", una monstruosidad ajena e intrusa que irrumpió para ali-mentarse demencialmente de la sangre de los dirigentes de la izquierda. Según esta contraposición de imágenes, el gobierno de Pinochet fue desde el primer momento ilegítimo, anticonstitucional, y su origen y gestión se situaron al margen de toda ética y razón.

Permítame preguntarle entonces, señor Lagos, bajo qué norma democrática "ISO" calificaría usted las siguientes conclusiones de acción política concreta emitidas oficialmente por uno de los dos partidos en los que usted milita -el socialista-, en su Congreso de Linares de 1965, apenas cinco años antes de la elección de Allende por el 33% de los electores, y siendo paradójicamente presidente de ese partido su mismo presidente actual, don Ricardo Nuñez: "Nuestra estrategia descarta de hecho la vía electoral como método para alcanzar nuestro objetivo de toma del poder"... "Afirmamos que es un dilema falso plantear si debemos ir por la vía electoral o la vía insurreccional. El partido tiene un objetivo: para alcanzarlo deberá usar los métodos y los medios que la lucha revolucionaria haga necesarios." Y entre las acciones concretas se acuerda: "…trabajar resueltamente por promover un proceso de enlace y coordinación e integración de todos los movimientos revolucionarios de América Latina, como la mejor manera de contribuir a librarnos del imperialismo y de abrir el camino hacia la implantación del socialismo en América."

Si resulta difícil encajar estas inflamadas consignas en la "ISO democrática", hagamos un segundo intento, esta vez con las conclusiones del Congreso Socialista de Chillán de 1967: "1. El partido socialista, como organización marxista-leninista, plantea la toma del poder como objetivo estratégico a cumplir por esta generación, para instaurar un Estado revolucionario que libere a Chile de la dependencia y del retraso económico-cultural e inicie la construcción del socialismo. 2. La violencia revolucionaria es inevitable y legítima. Resulta necesariamente del carácter represivo y armado del Estado de clase. Constituye la única vía que conduce a la toma del poder político y económico y su ulterior defensa y fortalecimiento. Sólo destruyendo el aparato democrático-militar del Estado burgués puede consolidarse la revolución socialista. 3) Las formas pacíficas o legales de lucha (reivindicativas, ideológicas, electorales, etc.) no conducen por sí mismas al poder. El Partido Socialista las considera como instrumentos limitados de acción incorporados al proceso político que nos lleva a la lucha armada". Y más adelante se agrega: "…la política del frente de trabajadores se prolonga y se encuentra contenida en la política de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, la que refleja la nueva dimensión continental y armada que ha adquirido el proceso revolucionario latinoamericano".

¿Alcanza a apreciar usted un germen, o quizás una raíz intelectual y práctica del modelo OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad) en el denominado "Plan Cóndor" para la represión de la insurrección en Latinoamérica? ¿Por qué ustedes, los socialistas, impugnan la toma militar del poder en forma tan virulenta, cuando proclamaron una toma brutal por la vía armada, en un momento en que el país vivía en tranquilidad democrática? Supongamos que los mencionados acuerdos oficiales del socialismo fueron algo así como "fervores" políticos propios de la lucha por el poder, y que no había intención real de aplicarlos en la práctica. Pero el Informe Rettig, que entiendo ha sido aprobado por sus dos partidos políticos, describe los años inmediatamente previos al gobierno de la U.P. en los siguientes términos: "Sin embargo, la vida política discurría, hasta el momento, en un acatamiento común, a lo menos aparente, de las reglas del juego democráticas. La democracia era sostenida por la mayoría de la población, a pesar de los múltiples problemas de todo orden en torno de los cuales se contendía."…"Pero este acatamiento comenzó a debilitarse a medida que avanzaban los años 1960." Luego describe el proceso de expansión y consolidación de la vía armada dentro de la izquierda, desde el MIR hasta el socialismo institucional, cuando ya el gobierno de la UP ejercía en plenitud el poder ejecutivo: "El MIR no perteneció a la Unidad Popular, y minusvaloró la campaña electoral de 1970, que concluiría con el triunfo de aquélla. Pero en dicha combinación política existieron sectores considerables de ideología igual o parecida a la del MIR. Desde luego, el Partido Socialista la adoptó oficialmente en el Congreso de Chillán (1967), y la reafirmó en el de La Serena (1971), cuando ya estaba en el poder con la Unidad Popular, eligiendo entonces una mayoría del Comité Central y un Secretario General que creían firmemente en la inevitabilidad del enfrentamiento armado."

Como muestra de esa reafirmación, recordará usted, don Ricardo, la terrible amenaza formulada por el entonces Secretario General del Partido Socialista, Carlos Altamirano, cuando nos notificó a mediados de 1973, que si se intentaba detener el proceso revolucionario, ordenaría "incendiar el país por los cuatro costados". Y después reconoció en el Estadio Chile que había logrado infiltrar a las mismas FF.AA, e hizo una referencia exacta a la Marina de nuestro país.

Este ambiente de tremenda presión estaba siendo confirmado, a la vista y paciencia de todos, por las sistemáticas y masivas ocupaciones de empresas instigadas y luego oficializadas por el propio gobierno mediante los interventores. Para completar este cuadro, y ya en el ámbito militar, considere usted que el entonces senador comunista Volodia Teitelboim ratificó días atrás que el ex Cdte. en Jefe del Ejército, Gral. Carlos Prats, manifestó en las postrimerías del gobierno de la UP que si se producía una intervención militar él entregaría armas al pueblo.


Qué duda cabe, señor Lagos, de que este cuadro extremo e inédito, que casi todos califica-ban de horroroso, al punto que muchas familias dejaron el país para no volver y muchas otras se quebraron y dividieron, generó también, lógicamente, emociones extremas e inéditas. Es más, en las propias Fuerzas Armadas no se sabía quién era quién políticamente, pero sí sabían todos que muy pronto tendrían que "pronunciarse". Por último, los oficiales a cargo del golpe tampoco sabían cuántas y cuáles eran las fuerzas reales que debían enfrentar. ¿No cree usted que esa nebulosa en-gendró miedos que impulsaron a tratar de cortar de raíz la amenaza a la propia vida y a las vidas de muchos ciudadanos? Todo Estado Mayor sabe que una de las formas de neutralizar al enemigo (a veces semivirtual), más aún cuando éste no tiene una localización e identificación precisas, es anular su voluntad de acción. Y la voluntad de acción se anula cuando se sabe que el adversario no escucha razones. Terrible lógica militar, que a mí me estremece, pero así ha operado siempre y en todas partes, como mecanismo de paralización de las fuerzas contrarias, y también como recurso para evitar males mayores. Otro escenario habría sido entablar una especie de guerra civil medio democrática, como en el Perú, pero ahí el saldo fueron 30.000 o más muertos de uno y otro bando.

Ahora los socialistas dan por consolidada la lapidación de Pinochet, y han pasado a la fase siguiente: conseguir que tanto el Ejército como su ex Comandante en Jefe pidan perdón. ¿A quién? ¿A los deudos de los detenidos desaparecidos? ¿A Chile entero? ¿A los dirigentes políticos de izquierda? Pero en fin, qué quiere que le diga: a estas alturas de lo que está ocurriendo no me sorprendería que tanto el Ejército como el general Pinochet terminaran pidiendo perdón, en lo que les pueda corresponder. Tenemos un gran ejemplo de ello en el Papa Juan Pablo II, quien ha pedido perdón por todos los errores históricos cometidos durante siglos por la Iglesia: Inquisición, condena de Galileo y rechazo del heliocentrismo, ejecución del gran estadista italiano Savonarola, etc. Y eso que el Papa no tuvo arte ni parte en esos descalabros.

¿Y ustedes, los socialistas y marxistas, qué? ¿No tienen nada por lo cual pedir perdón? ¿Qué hay de los millones y millones de muertos sacrificados por los totalitarismos marxistas en los últimos ochenta años? ¿No le parece atroz que la historia aún no acierte a establecer quién eliminó a más millones de seres humanos, si Stalin o Mao Tse tung, al lado de los cuales el marxista Pol Pot, con su millón de muertos, parece un aprendiz de la ingeniería social? Y si esos "sucesos" de sus "hermanos mayores", que ustedes jamás denunciaron, los considera ajenos a su ideología y militancia políticas, hablemos entonces de nuestro país, que tanto manifestamos querer. ¿Qué dicen ustedes ahora de su intento de desatar una revolución armada para instaurar una dictadura del proletariado? ¿Se olvidó usted de cómo avanzaban las milicias populares uniformadas provistas de linchacos y vociferando amenazas de muerte y exterminio por la Alameda, Morandé y Vicuña Mackenna, a plena luz del día? ¿Se olvidó de las fatídicas tarjetas de racionamiento? ¿Qué hay de la ruina económica y moral a la que llevaron al país en sólo 700 días de caos institucional.? ¿Desconoce usted que la inmensa mayoría de los chilenos, que no eran de derecha, solicitaron la intervención militar, para que pusiera término a la descomposición moral y al colapso del país, y que en ello estuvieron de acuerdo tres ex presidentes de la República, recibiendo el aval posterior del mismo cardenal Silva Henríquez? Y lo que es más escalofriante, ¿no coincidió todo este cuadro con los acuerdos tomados por el Partido Socialista en los congresos de Linares, Chillán y La Serena?

Me parece, entonces, que todos debemos pedir perdón, y que la izquierda, por prioridad cronológica, debe dar el primer paso. Eso sería justicia, humana, histórica y moral. Salvo que usted suponga que el mundo ya se está consolidando bajo lo que podría llegar a ser una hegemonía encubierta pero global de la internacional socialista, y piense que ese deber moral es innecesario.

Pero salgamos de esta amarga reconstitución histórica, y veamos si podemos encontrar algunas verdades que nos permitan afrontar unidos el impredecible futuro. Yo presumo que usted se ha renovado en serio (aunque sobre fundamentos que me resultan desconocidos), y que ha abandonado las posiciones antidemocráticas y de economía estatista que sustentó como miembro de su partido en el reciente pasado. Pero pienso que a estas alturas es absolutamente necesario para el país saber exactamente en qué consiste esa renovación, puesto que aún no se explica qué ideas han suplantado o suplantarán los componentes fallidos del corpus filosófico marxista del socialismo, cuyos principales regímenes vimos caer sin ninguna bala en 1989.

¿Cuál es su concepto filosófico del hombre, don Ricardo, pero del hombre en cuanto hombre, puesto que de ahí definitivamente deriva todo lo demás? ¿Sigue siendo para usted el hombre sólo un miembro del colectivo social? Y suponiendo que le conceda un espacio y valor individual, ¿en qué proporciones es el hombre un individuo, y en qué proporciones es un ser social? Hago la pregun-ta de otro modo: ¿son para usted la democracia, la política y el estado un fin último, al que deben subordinarse todos los individuos, o al revés, sólo un medio para el desarrollo personal del ser humano? En ese mismo contexto humanista, necesitamos saber cómo entiende usted ahora la econo-mía, el trabajo, la función del capital, y sobre todo qué proyectos concretos propone para activar las facultades superiores del hombre -el entendimiento, la voluntad, la autoconciencia y la libre deter-minación-, especialmente en los sectores bloqueados por una subcultura humana, producto de una fallida construcción histórica, que ustedes tanto han denunciado pero que no han sabido resolver. ¿O es que su único fundamento es el ahora oportuno y circunstancial icono de los derechos humanos? No se pretenderá construir la sociedad del futuro sólo con ese doloroso tema. ¿Seguirán los sectores secularmente postergados en la fría e inhóspita nebulosa del antidesarrollo cognitivo y reflexivo, sin que la dirigencia política y el conjunto de la sociedad sean capaces de generarles los espacios necesarios para su crecimiento como individuos con carácter propio dentro del corpus social?
En el entendido de que usted ya no sustenta el control total de los medios de producción y del capital por parte del estado, como lo sostuvo en 1962 en su memoria de prueba para optar a la Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile, consideremos entonces sus declaraciones hechas hace pocos días en México, en las que afirmó que el modelo económico neoliberal sólo ha generado desigualdad social en América Latina y ha quitado oportunidades a cada una de nuestras sociedades, "y de lo que se trata es de tener igualdad de oportunidades para todos".

Recojo y comparto plenamente aquello de la igualdad de oportunidades para todos. No obstante eso, si su evaluación se reduce al plano meramente material, puede ser fácilmente refutada, puesto que partiendo de un país quebrado, alcanzamos el lugar 18 en el ranking de competitividad mundial, y de un ingreso per cápita de aproximadamente US$ 400, hemos logrado actualmente alrededor de US$ 5.500. Pero ese no es el punto esencial; a mi juicio, lo que más importa es definir primero en que ámbitos piensa usted que deben abrirse esas oportunidades, y luego cómo se llevará a cabo esa apertura en términos prácticos, concretos, factibles y operativos. ¿Se refiere usted sólo al ámbito socioeconómico? ¿O también incluye las oportunidades de desarrollo interno y profundo del individuo, en todas sus potencialidades, para que así pueda lograr su autodeterminación y al mismo tiempo contribuir activamente a la autodeterminación del orden político, en función del bien común? Si eso no fuese así, comprenderé su metáfora de la ISO 9.000; pero yo creo que somos perfectamente capaces de construir entre todos una democracia bajo la ISO 14.000.

© 2001 Sebastían Burr Cerda Se autoriza su reproducción citando la fuente y el autor.